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Estos días en el Hospital veterinario de La Arboleda  nos visitó un pequeño amigo por un problema en su ojo. Algo más grande que un gorrión y de color tierra nos pareció muy interesante su peculiar historia.

Nuestros antepasados se fijaron en ellos por su canto melodioso.  En efecto, hace vibrar hasta lo más profundo del alma a quien la escucha y se revela aún más impresionante teniendo en cuenta su pequeña envergadura y aún más como canta en el vuelo tanto más fuerte cuando más alto. Se le identificó como la personificación de la alegría de vivir, de la felicidad y de la plenitud. Para los bárbaros este pájaro cantor, de la felicidad y de buen augurio, era sagrada. Según los historiadores, en la mitología griega fue un símbolo de despreocupación. También se le asoció con la infidelidad y de las costumbres ligeras.

No le gusta posarse en alto, anida en el suelo y apenas abandona este, como no sea para comenzar con su canto incansable mientras asciende en el aire hasta perderse de vista, donde puede llegar a 400 metros de altitud.

Algunos dicen que son capaces de imitar el canto de otras aves incluso mezclar estos entre sí. Así que si deseáis disfrutar de un espectáculo musical, no perdáis la oportunidad  de escuchar los sonidos melodiosos que reproducen.

¿Sabéis ya de que pequeña ave os hablamos?