Al hacerse mayores las mascotas pierden las habilidades para enfrentarse a la rutina diaria. Muchos propietarios no le dan importancia, pero pueden darse casos de cambios de comportamientos anormales. Hasta hace poco estos cambios se atribuían al proceso de envejecimiento, pero según las opiniones más recientes, estos cambios estarían relacionados a un trastorno llamado el “Síndrome de Disfunción Cognitiva”.
Desde el Hospital Veterinario La Arboleda, te ofrecemos la información necesaria para conocer más sobre esta enfermedad.
El síndrome de disfunción cognitiva, se define como una enfermedad asociada a cambios de comportamiento de perros y gatos de edad avanzada y que están relacionados con una degeneración del sistema nervioso central. Está causada por una oxigenación menos eficiente del cerebro que da lugar a una disminución de las funciones cognitivas, especialmente el aprendizaje y la memoria. Es muy similar a los síntomas que padecen las personas afectadas de Alzheimer.
Según un estudio español, la prevalencia del SDC afecta al 22,5% de los perros mayores de 9 años. El síndrome afecta a perros y gatos, aunque en estos últimos está menos estudiado.
Al tratarse de un proceso degenerativo, la aparición de los signos suele ser lenta y progresiva. Los primeros signos pueden ser difíciles de observar incluso por sus propios dueños, ya que puede variar de un animal a otro, aunque a su vez tiene una serie de rasgos comunes.
Los síntomas más habituales son:
- Eliminación inadecuada: Los animales que aprendieron correctamente la conducta de eliminación parecen haberla olvidado y pueden orinar y/o defecar en el interior a cualquier hora, incluso en presencia de su propietario, sin tener ningún problema de salud (cistitis o enteritis) y sin hacer ningún cambio en su ambiente o rutina.
- Desorientación: Es uno de los principales síntomas del SDC. El perro se pierde dentro de casa y en la calle aunque sea en zonas de paseo habitual. Deambulan continuamente y sin propósito hasta toparse con una pared, puerta, mueble, etc. quedándose ahí quietos sin saber redirigirse, incluso llorando para pedir ayuda. Es muy típico también que den vueltas sobre sí mismos. No reconoce a personas familiarizadas, y no responde a las señales verbales o su nombre.
- Actividad nocturna y cambios en el ciclo del sueño: Son animales que duermen más durante el día y permanecen más activos por la noche llorando, ladrando, paseándose de un lado a otro sin rumbo, arañando el suelo y las puertas. También pueden exhibir comportamientos compulsivos, temblores, rigidez y debilidad.
- Vocalización excesiva: Los animales geriátricos pueden ladrar para llamar la atención porque están desorientados y necesitan ayuda o por dolor, etc. Además, debido a la disminución de la vista, audición y función cognitiva, se produce un aislamiento social y una falta de estímulos ambientales que los animales compensan ladrando de manera constante.
- Incapacidad para localizar sonidos y disminución en la respuesta a estímulos ambientales: Esto es debido a la degeneración, no sólo del cerebro, sino además de órganos tan importantes como la vista, el oído y el olfato.
- Disminución de la interacción con los miembros de la familia y agresividad: El animal busca menos atención, a menudo se aleja al ser acariciado, muestra menos entusiasmo cuando saluda o incluso no reconoce a su familia. Se vuelven tímidos e incluso agresivos, por ello hay que tener especialmente cuidado con los niños. Esto es debido a enfermedades dolorosas que pueden aumentar su irritabilidad y hacerles menos tolerantes a la manipulación, a que se asustan con mayor facilidad (ya que ven y escuchan menos), a que necesitan más descanso, entre otras cosas.
Algunos de estos síntomas pueden ser debido a los cambios físicos relacionados con la edad y no a la disfunción cognitiva, de ahí la dificultad de su diagnóstico, o también a otra condición médica, como neoplasias cerebrales, una infección, la pérdida de visión y del oído, endocrinopatías (hipotiroidismo e hiperadrenocorticismo) ya que afectan al estado mental del animal, una insuficiencia orgánica. Por lo tanto, los problemas médicos deber ser examinados por nuestro veterinario para ser descartados antes de poder confirmar los síntomas que se atribuyen al SDC.

El diagnóstico precoz, junto con la instauración de un protocolo terapéutico adecuado para cada animal puede mejorar en gran medida la calidad de vida de estos pacientes así como la relación con sus propietarios. En la mayoría de los casos una vez que se detectan los síntomas, el problema ya está muy avanzado y esto empeora las posibilidades de tratamiento. De aquí que sean tan importante realizar chequeos geriátricos tempranos en nuestras mascotas.
El protocolo terapéutico ha de ser una combinación entre las pautas de comportamiento, el tratamiento farmacológico y el aporte de una buena dieta y de suplementos nutricionales, siempre apoyándose en un correcto diagnóstico y una valoración previa de la gravedad de los síntomas.
- Enriquecimiento ambiental. Elaborar una rutina diaria hace que todas las actividades sean algo más predecibles y el animal se sienta menos ansioso. Las modificaciones del entorno, como cambiar los muebles de sitio, pueden agravar los problemas de desorientación. Facilitar más a menudo el acceso a áreas apropiadas de micción o defecación y premiarles cuando las utilice. Si tiende a desorientase, es útil añadir elementos que le guíen en casa, por ejemplo, un olor diferente a cada habitación, o llevar un cascabel en el bolsillo cuando paseemos con él. Además es interesante ofrecer a la mascota un ambiente rico en estímulos que lo invite a ser más activo mentalmente: juegos interactivos tipo Kong rellenos de comidas, escondiendo premios , ejercicios diarios de adiestramiento sencillos o realizando paseos más cortos pero más frecuentes que ayuden a estimular el interés por el entorno y las interacciones con los propietarios.
- Nutrición adecuada. La nutrición desempeña también un papel importante, ya que en la vejez es fundamental que la dieta sea rica en antioxidantes que luchen contra los radicales libres y protejan las membranas celulares, por lo que se recomienda una dieta para perros senior ricas en vitamina E, vitamina C, vitamina B6, ácidos grasos omega 3, Ginkgo biloba y L-carnitina para aliviar o ralentizar la degeneración celular y apoyar la función neuronal, mejorando el cuadro de los perros que padecen este problema.
- Fármacos. Aparte de la nutrición y el ambiente rico en estímulos se puede aplicar un tratamiento farmacológico que consiste en administrar medicamentos que producen una vasodilatación general o más específicamente cerebral, que permiten una mayor irrigación sanguínea y, por tanto, una mayor oxigenación cerebral.